sábado, 18 de agosto de 2007

Karesansui

Karesansui del templo Ryoan-ji

El karesansui (枯山水, karesansui) o jardín Zen es un estilo de jardín japonés seco que consiste en un campo de arena poco profunda y que contiene arena, grava, rocas y ocasionalmente hierba, musgo y otros elementos naturales; son utilizados como forma de meditación por los monjes Zen japoneses.
Son jardines-escena, y por tanto de dimensiones limitadas (como mucho 10x30 metros). La arena rastrillada representa el mar, en torno a las rocas se rastrilla en anillos, como si estas formaran ondulaciones en el agua. En el resto del jardín, se rastrilla en paralelo a la plataforma.


Historia del karesansui

Se desarrolla principalmente durante el periodo Muromachi (1336-1573), en el que aparecen los dos ideales estéticos básicos de este jardín:
Yugen: la simplicidad elegante.
Yohaku no bi: la belleza del vacío (así como en música se valoran los silencios). Tiene relación con el
Taoismo, según el cual el vacío es la parte util de las cosas (un vaso no es el cristal, sino el vacío de su interior).
En el periodo
Momoyama (1574-1599) se introducen algunas variaciones:
Talla de rocas: Ahora se permite introducir piedras talladas en los jardines secos (antes sólo piedras naturales).
O-karikomi: práctica que consiste en recortar árboles y plantas dándole formas. Se recortan en setos temas como El barco del tesoro o La isla Horai.
En el siglo XX, arquitectos como
Shigemori Mirei siguen realizando jardines Karesansui en templos Zen:
Zuiho-In (
1938)
Tofuku-Ji

Karesansui del Templo Ryōan-ji

El karesansui más famoso se encuentra en el templo de Ryōan-ji, que se encuentra situado al noroeste de Kioto. El jardín de roca se añadió al templo a finales del siglo XV, con el fin de proveer de un lugar a los monjes para su meditación. Se dice que dicho jardín tiene un efecto tranquilizador.

Interpretaciones

Ha habido muchas interpretaciones para explicar la distribución de un karesansui. Algunas de estas interpretaciones son:
La grava representa el
océano y las rocas representan las islas de Japón.
Las rocas representan a la
tigresa con sus cachorros, nadando hacia un dragón.
Las rocas forman parte del
kanji 心, cuyo significado es "corazón", "espíritu" o "mente".
Una explicación reciente por los investigadores
Gert van Tonder de la Universidad de Kioto y Michael J. Lyons del Laboratorio de Inteligencia Robótica y Comunicaciones ATR dice que las rocas de Ryōan-ji, forman un mensaje subliminal de un árbol. Esta imagen no puede ser percibida conscientemente cuando se las mira; sin embargo, los investigadores opinan que el subconsciente es capaz de percibir la sutil asociación en las piedras y creen que es el responsable del efecto tranquilizador de este tipo de jardines.
El concepto del diseño del karesansui se ha ido adaptando a la creación de un entorno más natural.

Asociación de una cruz en el jardín Zuiho-in del templo Daitoku-ji en Kioto, obra de 1938 del arquitecto Sighemori Mirei.


Críticas

El concepto de "jardín Zen" es considerado un mito por muchos críticos, y entre ellos por expertos en jardinería y budismo japoneses. Opinan que es una creación occidental de finales del siglo XX que no tiene fundamento en la jardinería japonesa. Lo que sí existe es, por supuesto, la estética del "karesansui" o "jardín seco", que no es en modo alguno exclusiva de los jardines adyacentes a los templos Zen. Los jardines secos pueden hallarse junto a casas, restaurantes y posadas. De igual manera, en torno a los templos Zen se encuentran jardines de distintos estilos, sin que los jardines secos sean más que uno de esos estilos.
El término "jardín Zen" aparece en un libro llamado "One Hundred Kyoto Gardens" publicado en
1935, escrito por Loraine Kuck en inglés. El primer uso en el idioma japonés de este término no se registra hasta 1958. De esto puede deducirse que algunos estudiosos japoneses de la postguerra se limitaron a adoptar una innovación occidental, aceptanto el concepto de "jardín Zen" porque ya se había difundido entre los extranjeros.
El libro de
Wybe Kuiterts, "Themes, Scenes & Taste in the History of Japanese Garden Art", publicado en 1988, propone un importante argumento en contra de la correlación entre el Zen y el karesansui: "Kuck entremezcla su interpretación históricamente determinada (siglo XX) del jardín Zen con la de un jardín antiguo proveniente de un contexto cultural completamente diferente. Su interpretación resulta así invalidada... (el jardín medieval) encontró su lugar en templos Zen y en hogares de guerreros porque mejoraba su entorno cultural. Es cuestionable que su apreciación responda a una emoción religiosa, antes que a una apreciación por la forma."
Kuiterts enmarca además adecuadamente el karesansui en la perspectiva budista: "(de acuerdo a Dogen) el mejor jardín para representar la Doctrina de
Buda sería la nada. Al menos, no sería un jardín cuyo atractivo estético distrajera de la búsqueda verdadera de la Iluminación." Kuitert expone más críticas al traducir los comentarios de un monje, en la era Muromachi, en Tō-ji: "La gente que practica Zen no debería construir jardines. En el sutra dice que Bodhisattva Makatsu, quien deseaba meditar, primero abandonó la mundana vida de hacer negocios y generar riquezas, así como abandonó la tarea de cosechar vegetales...".
La creencia de que los monjes Zen utilizan los jardines para meditar se ve desmentida por el hecho de que en Japón los monjes Zen casi siempre meditan en interiores, de cara a una pared (
Soto Zen) o al centro del cuarto (Rinzai Zen), nunca mirando a exteriores. Las fotos de monjes japoneses meditando en jardines secos son eventos preparados.

Aclaración
Los comentarios críticos de arriba asumen una interpretación muy literal del jardín Zen. El término refleja el hecho de que ese estilo de jardín se desarrolló en los templos del Rinzai Zen, siendo algunos de los diseñadores históricamente más relevantes, como Muso Soseki y Soami, monjes o practicantes del Zen. Además el estilo de los jardines Zen tradicionales se desarrolló durante un período de la historia japonesa en el que las prácticas culturales asociadas con el Budismo Zen (como la caligrafía y la pintura de paisajes) tenían una influencia creciente sobre el arte japonés en su conjunto. Esta amplia influencia sobre la cultura japonesa es la razón de que este estilo de jardinería, que tuvo efectivamente su origen en templos Zen, haya llegado a encontrarse en casas, negocios y restaurantes.
Aunque hay una gran variedad de opiniones sobre el valor de estos jardines para la práctica budista, es incorrecto negar que su desarrollo , es incorrecto negar que su desarrollo está estrechamente asociado a los templos del Rinzai Zen, particularmente los grandes complejos religiosos de Kioto.

viernes, 17 de agosto de 2007

Jardines Zen: Armonía, Belleza y Relajación III

Estanques de arena. Rocas que son montañas. Ondas estáticas. Cañas de bambú que se agitan levemente con el viento. Agua inmóvil. Agua que fluye. El verde intenso del musgo. Piedras pulidas, talladas… Conozca a los jardines zen.

PIEDRAS DEL JARDÍN

Los jardines Zen tienen en la piedra uno de sus pilares fundamentales. Como el resto de los elementos, tiene su propia simbología, representa los avatares vitales, los obstáculos, pero también las oportunidades.

Batudewa es una empresa española pionera en la decoración Zen. Sus fuentes y estatuas, con piedra indonesia tallada manualmente, se presentan como la opción ideal para este tipo de jardines.

"Una alternativa", explica el director de Batudewa, Cesar Antón, "a las piezas tradicionales, a la decoración clásica de jardines, de invernaderos, a los enanos, a los gnomos, a las estatuas de escayola y cemento. A nuestra fábrica en Bali llegan bloques de piedra de gran calidad procedentes de Jaba y de otras islas del archipiélago".


"Allí se trabajan, al detalle, las diferentes piezas. Un ejemplo, ahora mismo tenemos dos joyas, dos Budas sentados con chakras distintos, son piezas únicas de lava volcánica. El volcán, al erupcionar, ha arrasado con una veta de hierro. La constitución de estas piezas tienen un 75% de hierro, si las frotas un poco brillan, eso las hace únicas."

En Batudewa, cuyo nombre en balinés significa 'piedra de los dioses', tienen concertado a un paisajista especialista en jardines zen, feng-shui… Cesar Antón explica que "así ofrecemos también un servicio de decoración, que aconseja la mejor esquina para un Buda, para una fuente con agua reciclada, para una copia en piedra, no en terracota, que en el exterior no aguantaría bien, de un soldado de Xian a tamaño natural, o del grupo completo. Tenemos también linternas japonesas de lava volcánica, ideales para la iluminación del jardín".

En la fábrica de Batudewa, en Bali, reciben piedras de diferentes tipos de las distintas islas de Indonesia. Se trasladan hasta allí en bloques cuadrados, y en la fábrica se le da forma: Shibas, budas, todo tipo de representaciones de imaginería oriental, japonesa, budista; pero también cualquier motivo de encargo.

Batudewa (www.batudewa.com) lleva dos años instalada en España, y algunas de sus piezas ya se han subastado en la Casa Durán, la mayor sala de este tipo de España. Lo que es buena referencia, del éxito que este tipo de decoración Zen está teniendo en Europa.

Ya sea una piedra trabajada, tallada al mínimo detalle -como hacen en Batudewa con las piezas de caliza blanda, que permite un tallado minucioso-, o una roca pulida encontrada en la playa, un jardín zen sin piedras es como un clásico europeo sin flores.

Jardines Zen: Armonía, Belleza y Relajación II

Estanques de arena. Rocas que son montañas. Ondas estáticas. Cañas de bambú que se agitan levemente con el viento. Agua inmóvil. Agua que fluye. El verde intenso del musgo. Piedras pulidas, talladas… Conozca a los jardines zen.

Los jardines Zen, de origen japonés y enraizados con la filosofía budista, con una forma de vivir y estar en la naturaleza, se han puesto de moda en Occidente. También lo ha hecho su versión en miniatura. Al calor de la importación de técnicas orientales, como el feng-shui, se ha extendido un tipo muy especial de jardinería. Su objetivo: la armonía y el equilibrio.

Estos jardines tienen en la arena, el agua y la piedra tres de sus elementos fundamentales. Las velas y diferentes tipos de lámparas sirven para jugar con la iluminación, como se hace con las formas, la textura y los colores.

Las plantas, especialmente el musgo, también tienen su lugar, donde mudarán de colores con los cambios de estación. No se trata únicamente de obtener un placer para los sentidos, este tipo de jardín quiere ser un lugar ideal para la percepción de la vida, para la relajación y la meditación.


De la esencia del jardín Zen cuentan que un monarca, tras ver su nuevo 'oasis' de palacio, felicitó al jardinero diciendo: "Es el más hermoso de los que he visto, y esa roca es la más bella de todas".

El jardinero entonces cogió la roca, 'la más hermosa', y la tiró al mar. El rey le inquirió y esta fue su respuesta: "Ahora todo está perfecto. Puede contemplarse en armonía. Como la vida, el jardín hay que verlo en su totalidad. Si la belleza de un solo detalle nos atrapa, el resto aparecerá como demasiado feo". Eso rompe el equilibrio.

Jardines Zen: Armonía, Belleza y Relajación I

Estanques de arena. Rocas que son montañas. Ondas estáticas. Cañas de bambú que se agitan levemente con el viento. Agua inmóvil. Agua que fluye. El verde intenso del musgo. Piedras pulidas, talladas… Conozca a los jardines zen.

CÓMO CREAR TU PROPIO JARDÍN ZEN

Disfrutar de un Karensansui, jardín Zen, no se reduce a su contemplación. Estos 'oasis' son pequeñas obras estéticas, su 'creación' forma parte del proceso. Si buscas espacios de relajación, si te gusta la belleza y la armonía, si quieres sentirte en contacto con el cosmos: crea tu propio jardín Zen, puedes hacerlo a 'tamaño natural' pero también en miniatura.

Lo primero que debes hacer es imaginar un diseño, establecer los elementos con los que quieres contar y cómo te gustaría combinarlos.

• Arena. Es un elemento esencial. La tradición Zen cree que repele las malas energías y aporta serenidad. Puedes ponerla lisa o rastrillarla con surcos, que parecen ondas de agua en movimiento. El tipo de arena va a gustos, pero cuanto más fina sea más suavidad trasmitirá. La arena de cuarzo es muy utilizada, como también la de playa. Es importante que cuentes con una tela antiraíces en los lugares que tengas con grava o arena.


• Agua.Fuentes, con agua reciclada, los estanques, riachuelos y hasta pequeñas cascadas dan buena muestra de la importancia del agua en estos jardines. Una importancia que está también en forma de metáfora visual a través de las superficies de arena: la alisada asemeja al mar calmo, al océano; la surcada, al agua en movimiento.







• Piedras. Otro elemento fundamental. Su forma y colocación ayuda a crear perspectivas y espacios concretos. Según la tradición Zen, representan las experiencias vitales. Suelen utilizarse en número impar y no 'deben' colocarse de forma simétrica. Existen diferentes tipos de piedra, rocas esculpidas o no, cantos rodados… con los que puedes crear tu propio jardín. Si vas a utilizar piedras grandes, debes decidir su ubicación en el diseño previo, pues luego no es fácil cambiarlas de lugar.

• Estatuas. El gusto por este tipo de jardines está suponiendo también un cambio en los elementos decorativos habituales en los jardines europeos. Los enanos y las estatuas tradicionales dejan paso a budas, sibas y otros elementos orientales.

• Velas o lámparas japonesas. Crean ambientes ideales para la relajación y la meditación. Además de estos elementos, puedes utilizar cristales de cuarzo o conchas.


En cuanto a las plantas, éstas son las más indicadas (ten en cuenta que la mayoría de las plantas que se aconsejan son las más adecuadas para un tipo de suelo poco ácido).
• Bambú (como es de rápido crecimiento, debes vigilarlo con atención, para que ocupe justo el espacio que deseas y no invada el resto de la zona).• Helechos.• Azaleas.• Magnolias.• El musgo sirve por si solo para 'teñir' de verde los espacios de tu jardín que decidas. Es uno de los elementos más habituales en este tipo de diseños.

En miniatura
Para tener tu propio jardín Zen no es necesario que cuentes con un amplio espacio. Basta una pequeña superficie que cubras con arena fina, con pequeños cantos de piedra y también puedes plantar algo de musgo.

Tienen un precio más asequible, y el efecto relajante es el mismo. Un rastrillo y paciencia para dibujar formas con la arena es un método ideal para recuperar la calma.